Venezuela, es un país muy importante a nivel mundial. El solo hecho de poseer las reservas probadas de petróleo más grandes del mundo, ser uno de los miembros fundadores de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), así como sostener una producción considerable de aproximadamente tres millones de barriles de petróleo por día, convierten a Venezuela, en un país digno de tomar en cuenta en todos los ámbitos internacionales, formados por países cuyas industrias sólo se mueven gracias a la producción de petróleo.
En la actualidad, Venezuela tiene una economía basada en la producción de petróleo como pilar fundamental, y se sostiene gracias a la renta petrolera obtenida por objeto de la venta de crudo al exterior. Con esta renta, se financian los gastos de consumo e inversión necesarios para desarrollar otros pilares económicos. La economía venezolana, tradicionalmente ha poseído características de monoproducción, desde la dependencia del cacao, o del café, a la del petróleo. Sin embargo, es menester recalcar que no es aconsejable depender enteramente de un único recurso natural, que dicho sea de paso, no tiene posibilidad de ser renovado.
Según varios estudiosos de distintas épocas, el petróleo ha de usarse para desarrollar al país, y hacerlo independiente en el rubro económico. Al menos así lo propuso el ideólogo Arturo Uslar Pietri, con su famosa frase de sembrar el petróleo. No obstante, esta premisa no ha sido cumplida de manera eficaz, y hoy por hoy, Venezuela sigue siendo un país dependiente. Esto ha condicionado el mercado interno. La mayoría de la renta petrolífera es destinada a los denominados gastos de consumo, es decir, aquellos gastos destinados a la mejora de la calidad de vida de las personas, sin embargo, la renta no ha sido destinada a la inversión y creación de nuevas y potentes industrias, así como del mejoramiento de las ya establecidas. El resultado de destinar la renta petrolífera de esta manera, ha condicionado el mercado interno nacional, dónde una cantidad inaudita de productos que consume el venezolano día a día, deban ser importados desde otras latitudes, frente a la incapacidad conjunta del sector público y del sector privado, de cubrir las cuotas de demanda a nivel nacional. El país en el sector alimenticio, se ha visto incapaz de satisfacer sus propias necesidades, y alimentos como arroz, carne y pollo, vienen de países como Brasil, Nicaragua o Argentina. Asimismo, la poca inversión en el sector farmacéutico y automotriz, ha llegado al punto en que tampoco se ven dichas empresas en la capacidad de satisfacer las necesidades del país, viéndose igualmente, obligados a importar. Básicamente, el comercio interno venezolano, esta atado en su totalidad, a la cantidad de ingresos percibidos por concepto de la comercialización del petróleo con otras naciones.
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